Deseo a primera vista – En las semanas siguientes Everton dio un giro en su vida; comenzó con una dieta no muy estricta al mismo tiempo que buscó un gimnasio inscribiéndose y pidiendo orientación a un entrenador, explicando en detalle lo que buscaba. Por obvio buscó justamente la academia frecuentada por Vinícius, pues uno de los intuitos era provocarlo, excitarlo hasta que él dejara de jugar al dominante y se entregara integralmente a lo que ambos parecían sentir, pero se negaban a aceptar.
Fueron tres arduos meses de sudor y también algunas lágrimas para quien jamás había ido a un gimnasio y mucho menos había realizado tantas actividades físicas a lo largo de toda su vida. Y todo ello bajo la atenta y codiciosa mirada de Vinícius que se esforzaba por mantener oculto el deseo que ardía en sus entrañas. Los encuentros familiares y eventuales salidas en grupo dejaron de ser evitados y Everton llegaba incluso a estimularlos con más frecuencia. Valiéndose de toda su sutileza, en esos encuentros abusaba de provocaciones e insinuaciones que dejaban a Vinícius incapaz de reaccionar llegando incluso a sentirse acorralado por el futuro suegro.
- Porque me provocas tanto, eh mi putita? – preguntó Vinícius cierta vez cuando ambos estaban a solas en el vestuario de la academia-qué estás queriendo?
- Primero, no soy tu putita ainda, todavía! – respondió Everton dejando deliberadamente que la toalla en la que estaba envuelto fuera al suelo-en segundo lugar talvez, tal vez yo quiera lo mismo que tú,, o, quién sabe, yo quiera más de lo que tú puedes darme!
Viendo la expresión embasbacada hacerse cargo del rostro de Vinícius, Everton le dio la espalda tratando de vestirse. «Si quieres algo conmigo tienes que aprender a ser sutil y seductor!», remató Everton antes de retirarse del vestuario, dejando atrás a un hombre atónito y muy excitado.
- Creo que funciona, tío? – le preguntó Tuca a su tío en una tarde en la que acababan de disfrutar de un medio nueve alucinante.
- Que funciona? … , no lo entiendo! – preguntó a su tío a cambio.
- Qué estás haciendo para poner el Vini de cuatro! – respondió el sobrino con un tono astuto.
- Muchacho! Qué te llevó a pensar eso? – volvió a cuestionar al tío asombrado con la desfachatez de Tuca.
- Oh, tío! Habla en serio, verdad? – replicó el sobrino con una sonrisa traviesa-ustedes dos tan en el mayor asunto, lleno de provocaciones, insinuaciones y palabras de doble sentido,, me admira la tía y la prima todavía no sacan ese lance de ustedes …, pero, entonces T, está funcionando?
- Sinceramente espero, espero que sí! – desahogó Everton con un tono ansioso – pero yo quiero que él se vuelva muy loco queriendo mí,, sólo así tendré la certeza de que va a funcionar!
- Confía, tío! Siento que está funcionando manda, manda ver! – dijo el chico en tono enfático y estimulante.
Días después de esa conversación, se realizó una cena en la casa de Everton con la presencia de Vinícius, Anete y también de Tuca. Fue una noche divertida bañada en vino, buena pasta, música suave, conversaciones relajadas y mucho intercambio de miradas de ida y vuelta. En un momento dado Everton fue al baño y apenas había entrado cuando se vio seguido por Vinícius que le impidió cerrar la puerta antes de que ambos estuvieran en su interior; luego agarró a su futuro suegro por detrás mordisqueando su cuello.
- Mañana, después del entrenamiento te llevaré a mi APE-susurró Vinícius en el oído de Everton-y te haré mi putita! Te follaré delicioso! Y entonces usted querrá más! Y siempre más! Entendiste? Basta de ese pequeño juego tuyo de quedarme provocándome olha, mira cómo estás sabroso!
- Yo sé que soy sabroso, hijo de puta! – devolvió Everton mientras ponía la mano hacia atrás y apretaba el volumen sobre el pantalón de Vinícius que acabó gimiendo en voz baja – pero no soy fácil,, no soy uno de esos idiotas deslumbrados que conquistas, follas y luego escupes! Conmigo no!
Desprendiéndose de los brazos de Vinicius, Everton se volvió mirando el rostro trastornado del muchacho que ya no cabía en sí de tanto deseo; él sintió una punta de placer en ver tanta excitación expresada en el rostro y en la mirada de Vinicius, significando que su estrategia estaba funcionando y que era necesario atreverse un poco más; en ese momento Everton agarró el rostro de Vinicius y le dio un beso que fue prontamente correspondido seguido por un abrazo apretado y manos tresloucadas palpando todo lo que estaba a su alcance; el, hasta que los golpes en la puerta rompieron el estado de ánimo.
- Eh! Lo siento! – dijo Tuca con tono inocente cuando Everton abrió la puerta del baño – pero es que estoy apretado y las chicas ya notaron la ausencia de ustedes dos!
Everton le guiñó un ojo a su sobrino y se retiró del lugar, dejando atrás a Vinícius con su expresión embasbacada. Al final de la noche, cuando Anete y Vinícius se fueron y Tuca ya se había reunido para su habitación, Samara y Everton se quedaron en la sala hablando de comodidades y liquidando un poco de vino sobrante de la cena. «Mira vendo, viéndote ahora me sorprende!», comentó la esposa con un tono cálido.
- Sorpresa? Sorpresa por lo que, mi amor? – preguntó a su marido con tono curioso.
- Esa su renovada en el visual indo, yendo al gimnasio,, usted quedó aún más sabroso! – respondió ella con aire de insinuación.
- Es cierto? Qué bueno que lo digas! – devolvió al marido acercándose a la esposa – y que más le gustó?
En vez de responder, Samara prefirió demostrar pegando sus labios a los del marido y provocando un beso caliente y demorado, que fue seguido por algunas caricias abusadas culminando con Everton desnudando a su esposa y cayendo de boca en sus tetas siempre jugosas; sintiendo la boca del marido ora Lamiendo, ora chupando sus pezones Samara se esforzó para no gemir demasiado fuerte con recelo de despertar la atención del sobrino; ella correspondió la caricia abriendo los pantalones del marido y masturbando su miembro que ya se presentaba listo para el embate que se vislumbraba en aquel preciso instante.
- Uhhh! De esa manera me vas a follar aquí mismo! – murmuró en tono delirante al sentir la mano de Everton metida en su ropa interior que ya estaba empapada.
- Eso es lo que quiero! Ven! Quítate la ropa! – respondió él en tono impaciente y ya manipulando el clítoris hinchado de su esposa.
Samara dejó de lado todo temor y se desnudó para el marido que la tiró por las piernas separándolas para que pudiera apreciar la vagina húmeda que pronto estaría en su boca; luego en las primeras lenguadas efervescentes Samara se quedó vencida, gimiendo y mordisqueando los labios para no gritar a cada nuevo orgasmo que brotaba de sus entrañas vertiéndose en los labios de su pareja que los saboreaba como néctar inigualable.
Después de muchos orgasmos y ávida de algo más, Samara se elevó haciendo que Everton se acostara sobre el sofá donde estaban, permitiendo que ella subiera en su cuerpo; sosteniendo el mástil rígido la mujer descendió sobre él gingivando hasta conseguir abrigarlo dentro de su vagina amasando las bolas con sus nalgas; Everton no contuvo un gemido más prolongado y vibró cuando Samara rodó frotando sus nalgas sobre su vientre para luego dar inicio a una cabalgata con alucinantes movimientos de sube y baja cada vez más vehementes. Por una vez más Samara experimentó orgasmos que se encadenaban en una espiral alucinante que la dejaba en estado de éxtasis.
Everton agarró los pechos de su esposa aplastándolos con las manos mientras chupaba ávidamente los pezones endurecidos dejando a Samara aún más fuera de sí, con ímpetu de gritar de tanto placer; algún tiempo después fue su turno de quedar bajo el cuerpo de su marido que se agitaba en rápidos y profundos golpes pélvicos que redundaban en tantos orgasmos que Samara pensó que podría desfallecer, vencida por el acoso viril de su marido.
- Aiii! Uhhh! Qué macho más gostoso, sabroso! – balbuceaba a la mujer con tono jadeante-mi macho! Eso! Eso! Ahhh! Asi Que Assim, Asimmmmmmmm! Ahhh! Maldito hombre más caliente! No para! … , por favor! No …
- Voy a parar, sí! – gruñó él apuntando el rostro trastornado de placer de la esposa – voy a parar para coger tu culo!
Inmediatamente el rostro de Samara adquirió un brillo diferente y la sonrisa en sus labios eran la comprobación de que las palabras de su marido concedieron una expectativa aún más delirante; se separaron apenas el tiempo suficiente para que pudieran cambiar de posición con la pareja poniéndose a cuatro patas sobre el sofá con la cabeza enterrada entre las manos y el trasero levantado en perfecto ángulo para recibir a su macho. Everton se encargó de untar la región con la ayuda de su boca y lengua, cepillándola con el uso del glande de su mástil, lo que obligó a Samara a rogarle que la curara lo antes posible.
Everton almacenó con fuerza y ya en el segundo intento logró éxito varando el sello con el glande rompiendo resistencias anatómicas y prosiguiendo hasta verse enteramente dentro de su mujer que celebró con gritos ahogados deleitándose en sentirse rellena por el miembro duro del marido que no le dio tregua iniciando una sucesión de estocadas siempre más intensas, profundas y rápidas; Samara aprovechó para digitar su vagina obteniendo como recompensa una deliciosa ola de orgasmos que se elevaban en sensaciones de placer propiciadas por el arrobo anal del marido cuyo desempeño se mostraba mucho más allá de cualquier expectativa.
Sólo la fuerza de la naturaleza fue capaz de poner fin al periplo sexual de aquella pareja de locos, cuyos cuerpos sudorosos y las respiraciones jadeantes imponían un cierre; Everton se arqueó dominado por un fuerte espasmo corroborado por contracciones musculares que culminaron en la pulsación violenta de su miembro antes de eclosionar en un goce desmedido que convulsionó los cuerpos de ambos participantes de la dulce batalla. Samara cedió al peso del cuerpo de su marido que casi había desfallecido sobre ella, apreciando la sensación del sudor goteando en sus pieles mientras pequeñas golondrinas del miembro masculino acababan con la descarga espermática en las entrañas de la hembra.
Poco después, aún acostados en el sofá de la sala, abrazados y besados, disfrutaban de un merecido descanso acrecentado de deliciosas e indescriptibles sensaciones de placer que de vez en cuando surgían en sus cuerpos sin previo aviso. «Realmente soy una mujer afortunada de tener un marido que es un amante espectacular!», dijo en tono elogioso, todavía disfrutando de los besos de su esposo. Incluso con el júbilo del momento, Everton todavía tenía en mente otros pensamientos aún más libidinosos y que involucraban a otro socio!
Pasadas algunas semanas y con la llegada de otro feriado prolongado, Anete llamó a su madre invitándolos a disfrutar de la casa de verano de Vinícius, lo que fue prontamente aceptado; Tuca lamentó no poder acompañarlos, pues tenía mucho que estudiar y necesitaba un tiempo a solas consigo mismo. «Tío, no pierdas esa oportunidad, eh?», susurró Tuca mientras ayudaba a Everton con sus maletas; el tío le apuntó a la cara y sonrió asintiendo con la cabeza.
- Y tú? Te vas a quedar solo en casa? – preguntó Everton con tono malicioso.
- Oh, tío! Por supuesto que no! – respondió el muchacho en tono enfático-tiene un bofe del curso que estoy a fin y lo invité a venir aquí,, está bien para el Señor, no? Everton se limitó a sonreír connivente pensando en las safadezas que el sobrino prepararía mientras estuviera libre, ligero y suelto!
Llegaron a su destino casi al final de la tarde y fueron calurosamente recibidos por Vinícius y Anete que ya había preparado una deliciosa comida que fue mitigada con vino y buenas risas; ya relajados y satisfechos, las parejas se acomodaron en la sala escuchando música y lanzando más conversación al viento; Vinícius se esforzaba en no denunciar su excitación con la presencia de Everton, pero éste podía sentirla vibrando en el aire …, ahora era sólo cuestión de tiempo para que todo se consumara. Era de madrugada cuando se reunieron en sus habitaciones para un merecido baño y descanso.
Por la mañana, después de un abundante café, las chicas se pusieron eufóricas para disfrutar del día caluroso y soleado, negándose a permanecer alrededor de la piscina y anhelando un viaje a la playa; Everton descartó la invitación afirmando que prefería quedarse en casa y Vinícius se disculpó con la justificación de que tenía algunas cosas que resolver, retirándose a la oficina que estaba en la parte trasera de la casa.
Más o menos una hora después, Everton que estaba acostado en una tumbona levantó las gafas de sol y miró a su alrededor constatando que el silencio reinaba en el lugar; luego se quitó el bañador y se acostó boca abajo fingiendo dormir.
- Afff! Putita traviesa! Peladita y de culo para arriba! – susurró Vinícius tan pronto como se acercó a la tumbona apretando las nalgas regordetas del futuro suegro-es hoy que serás mío!
- Entonces, trate de no perder el tiempo! – respondió Everton mirando por encima de los hombros-Quítate la ropa que quiero mamar esa polla jugosa que tienes ahí!
En pocos minutos, Everton todavía acostado saboreaba el miembro duro y grueso de Vinícius ora Lamiendo, ora chupando con avidez irrefrenable, oyendo al compañero gemir de tanta excitación. Siguió un medio nueve en el que ambos apreciaron sus miembros duros así como las bolas en sus bocas; Vinícius no perdía tiempo en meter los dedos en el agujero de Everton que gemía ahogado con el mástil de su compañero en su boca. «Lame mi culo, travieso! Lame y déjalo bien engrasado para recibirte dentro de él!», exigió Everton con tono enfático observando la expresión aparvorada del anfitrión.
Ambos enloquecieron cuando Vinícius exploró el Rigo entre las nalgas de Everton valiéndose de su lengua para no sólo engrasar la región sino también forzar una entrada en el pequeño agujero que destellaba arreliado; Everton luego se acostó boca arriba abriendo las piernas en un gesto insinuante. «Ven pintudo! Ven a follar mi culo!», dijo en tono de pura provocación. Vinícius que parecía ensandecido no perdió tiempo en venir sobre el compañero sosteniendo su mástil rígido y colocando el glande bien cerca de su objetivo.
Y ya en el segundo intento, Vinicius logró romper la resistencia metiendo el glande dentro del sello anal del compañero que soltó un gemido pidiéndole que sostuviera sus piernas bien abiertas; con golpes cortos y vigorosos, Vinicius fue hundiendo su miembro dentro de Vinicius que vio nacer en sí una portentosa erección que dejó ambos aún más instigados e hizo que Vinicius golpeara con más fuerza hasta ver su miembro desaparecer dentro del ano de Everton.
- Aiii! Qué culo más sabroso! Apretado! Ahhh! – dijo con voz entrecortada al mismo tiempo que tomaba en una mano al miembro de Everton – ahora voy a golpear mucho mientras juego con ese grelo abusado!
Al principio, Vinícius todavía se proyectó con estocadas más cadenciadas, pero tomado por una incitación descomunal se desenfrenó a golpear con toda la fuerza de su cuerpo chocando contra el compañero sin perder el ritmo de la masturbación que él aplicaba al miembro de Everton cuya expresión embriagada era la confirmación de que el placer había tomado cuenta de su cuerpo y de su alma, dejándose llevar por el clima libidinoso y delirante que los envolvía y los convertía en esclavos del sexo ilimitado y deliciosamente depravado. Everton se impresionaba con el desempeño del compañero que no parecía dar señales de enfriamiento, golpeando siempre con más vehemencia y valiéndose de una energía desconocida que lo impulsaba a seguir almacenando sin piedad.
Sin embargo, hubo un momento auspicioso en el que el clímax sobrevino con Vinicius retorciéndose salvajemente al mismo tiempo que Everton sintió que el miembro se hinchaba pulsante dentro de sí mismo indicando que el final estaba inevitablemente cerca; Vinicius puso fin a su ataque con un aullido animal tomado por espasmos que culminaron con su orgasmo dentro de Everton que a su vez entró en un estado de éxtasis; recibiendo en su interior el goce en golfadas del compañero también experimentaba un orgasmo copioso derivado de la masturbación de Vinícius que ganó el mismo ritmo insano cuando éste alcanzó su ápice.
Casi tambaleándose, Vinícius retrocedió sacando su miembro ablandado del interior del Everton que se vio manchado por su goce que corría del vientre hacia el vientre y luego por el riego entre las nalgas causando una ola de sensaciones que lo dejaban en un nuevo estado delirante de placer.
- Puta que parió! Usted es realmente una puta deliciosa! – dijo Vinícius con la voz embargada y un poco jadeando firmando en permanecer de pie-Vamos allá adentro antes de que las niñas lleguen y nos atrapen en el flagra!
Tomaron una ducha, juntos y Everton se encargó de enjabonar el cuerpo de Vinícius aprovechando para acariciarlo por entero; por fin se besaron con una pareja de novios y se miraron sorprendidos por el acto inesperado. «Me has hechizado, sabías ? Creo que ya no puedo vivir sin ti!», desahogó Vinicius después de algunos besos más.
- Sabía que te gustaría esta nuestra primera vez! – respondió Everton con tono seguro y sonrisas sinceras-Podemos tener todo esto mas, pero, siempre en secreto …, depende de usted!
- En lo que dependa de mí, , no quiero otra cosa en la vida! – respondió el chico con tono confidente.
Pero aquel fin de semana aún guardaba sorpresas inesperadas engendradas por Everton y su deseo de saciar toda su libido frente al futuro yerno. En los días siguientes, todos disfrutaron del sol, la playa, la piscina, buenas comidas y excelentes conversaciones; Everton no podía negar que Vinícius debía amar de hecho a su hija, pues la trataba realmente como una reina cumpliendo todos sus deseos. «Necesito pedirte una cosa jamais, jamás hagas infeliz a mi hija, ella no se lo merece!», dijo Everton en tono de súplica en un momento privado con Vinícius que se mostró solemne al escucharlo.
- Tu hija es la razón de mi vida! – respondió con un tono profundamente sincero-quiero envejecer junto a ella, , pero también quiero tenerte cerca siempre que sea posible!
En el penúltimo día antes de la vuelta a casa, Samara y Anete decidieron asistir a un espectáculo que tendría lugar en un escenario montado en la playa; bien que insistieron en la compañía de sus compañeros, pero no lograron éxito ya que ambos detestaban el género musical que sería presentado; las alentaron a disfrutar del espectáculo y se alegraron cuando ellas se rindieron, arreglándose con mucho esmero para partir inmediatamente después de la cena.
A solas en casa, Everton y Vinícius se pusieron a intercambiar conversaciones picantes regadas a vino y escocés; lo que Vinícius no percibía es que su compañero ingería mucho menos bebida que él de tal modo que con el andar del carruaje pronto Vinícius estaba algo alterado. Tan pronto como vio a su compañero demostrar estar indefenso, Everton emprendió el ataque; comenzó con un largo intercambio de besos y caricias; Everton estaba emocionado por ese aliento caliente que olía a alcohol que lo impulsaba a sofocar a Vinicius con sus ardientes besos. Vinicius por su parte no ofrecía ninguna resistencia, dejándose llevar por la conducción intencionada del compañero que no perdió tiempo en librarlo de la camiseta deleitándose en chupar sus pezones llegando incluso a mordisquearlos ligeramente arrancando gemidos y gritos de Vinicius.
Everton también se encargó de dejar a Vinícius Desnudo, poniéndose de rodillas entre sus piernas y saboreando su miembro Duro, Lamiendo y chupando lo mismo haciendo con las bolas y luego atrapando el glande entre los labios apretándolo con cierta intensidad obligando al compañero a gemir y gritar aún más.