Cuento erótico de casada

Cuento erótico de casada – deliciosa mamando a su jefe dotado dentro de la oficina del safado que se da bien con sexo oral sabroso de la putita. Mi nombre es Graziela pero mis amigos me llaman Grazy. Tengo 30 años de edad, casada, pelo largo y liso, morena clara y ojos oscuros, pechos grandes siliconados durinhos. Tengo cerca de 1,70 m de altura y 57kg. Soy el tipo de mujer que llama la atención. Desde un tiempo trabajo en la empresa que estoy hasta hoy, pasé por uno u otro sector hasta que en 2019 me detuve en el sector que estoy hasta el momento. Siempre marqué presencia al llegar, con auto estima elevada y la confianza sabiendo que muchos allí me desean. Fue en este sector que pasé a tener más contacto con mi supervisor. Es alto, moreno y tiene el cuerpo que se encuentra entre lo fuerte y lo sabroso. Pero es un fuerte sin ser musculoso si es que me entienden fuerte y pesado, de ser bien destruido y esto lo deja bastante grande en relación a mi cuerpo.

Con la intención de crecer en la empresa, comencé a lanzarle cierto encanto, aunque solo sea porque sabiendo que él también está casado. Siempre llevaba la blusa con un botón Más abierto, me tiraba el pelo de forma muy sensual y llevaba lápiz labial de un rojo vivo. Un maquillaje también que hizo que mi rostro fuera más atractivo de lo que ya es naturalmente (quien es mujer entiende de lo que estoy hablando). Pasaron uno o dos meses, él como supervisor terminó llevándome a trabajar más cerca de él y algunas bromas comenzaron entre nosotros. Por supuesto yo siempre tratando de mantener el límite, por estar casada como he dicho y por amar a mi marido. Y tal vez mi error fue este, dejar que las bromas crecieran poco a poco. Siempre me doy cuenta de sus miradas a mis pechos y siempre diciendo Cómo tengo una cara hermosa. Pude mudarme a una industria tranquila en la empresa y mantener preservada mi relación.

Un día estábamos en la sala de supervisión y terminamos solos. Entre las bromas que siempre hacía en relación a mi cuerpo, en este día llegó a llamarme tetona, lo que íntimamente movió demasiado con mi libido, pues realmente siento mucho placer con mis pechos siliconados y amo cómo ellos quedaron después de los implantes de silicona. Finalmente en este cuento erótico de casada resultó que todo se puso más caliente.

Entramos en el tema de los platos que nos gustan y dije que como postre, me encanta una paleta de Kibon, Magnun.


Relato erótico casada infiel
Bastó con esto para que aquel cabrón empezara a mostrar quién era realmente. Comenzó a decir sarcásticamente cosas como: entonces la bella Grazi, la más gata de la compañía, quiere decir que le gusta chupar. Yo ya estaba con mi erección sacudida por él repitiendo llamándome tetona. Terminé diciendo que sí, que no podía resistirme a esa paleta y chupaba mucho. Pude ver en sus jeans un volumen que admito me llamó la atención. Entonces me preguntó si me daría una gran paleta allí en ese momento, si me chuparía?

Yo, movida por la emoción del momento terminé diciendo que sí. Luego acarició su polla sobre sus pantalones y dijo que esta era la paleta y me hizo arrodillarme. Lo miré, sin creer lo que había dicho, solo que poco después lo confirmó: arrodilla a Grazi. Luego, mirándote a los ojos, terminé arrodillándome. Confieso que en este momento no pensé en nada más, en mi matrimonio, si entraría alguien dentro de la habitación. Me arrodillé, tomé mis manos arreglando mi cabello detrás de cada oreja y luego fui por la mano en su polla, dijo: sin manos Grazi. Lo miré con cierta cara de quien cree que soy, pero una vez más terminé cediendo.

Admito que me sentí encantada con su polla. Lo agarré haciendo que se parara horizontalmente en mi boca. Empecé un Va y viene despacio pero chupando fuerte, de inicio yendo hasta poco después del final de la cabeza ele él soltando pequeños gemidos y diciendo: eso, mama perra. Chupa Grazi. Por el lugar, sabía que no podíamos exagerar en el riesgo, pero confieso que nunca sentí tanto tesón chupando un palo. Comencé a tragar hasta la mitad, siempre en movimiento de ir y venir muy lentamente con mucha succión, mirándolo, completamente expuesto e indefenso arrodillado ante él. Luego me sostuvo el pelo y la oreja comenzando literalmente a comerme la boca. Su palo, por la grosura, la cabeza también bien gruesa, obligaban a mi boca a quedar totalmente abierta y expuesta a las roscas de él, que iban hasta mi garganta.

De repente él para metido dentro de mi boca y de la nada su polla pulsó fuerte una, dos veces y luego comenzó a correrse, yo sentía los chorros saliendo fuerte dentro de mi boca. Y cada vez que su polla pulsaba violentamente, salía un chorro de esperma. Me sorprendió que comenzara a correrse, traté de apoyar mis manos en sus muslos y distanciarme sacándolo de mi boca. Él agarró más fuerte mi cabeza y hacía con la boca un sonido mandando que me silenciara: xiii, xiii traga, deja pasar y traga mi semen, aquí en la sala no hay baño ni cómo limpiar si cae al suelo. Traga todo bien sabroso, haz lo que te mando. Deja que mi semen entre en tu cuerpo porque te he vencido, Grazi. Al escribir recordando esto, siento una emoción muy fuerte.

Chupa todo, limpia mi polla tetona, decía, y yo lo iba a hacer. Terminé de tragar el semen que todavía había en mi boca y me levanté muerta de vergüenza por lo que acababa de suceder. Yo, siendo quien era, allí arrodillado pagando mamada a mi superior. Evité mirarlo a los ojos y las pocas veces que lo miraba percibía en él un aire de conquista, de satisfacción por haberme hecho chuparlo y por haber corrido en mi boca. Pude traducir sus pensamientos: logré hacer a Grazi, tan admirada y deseada por todos aquí en la empresa como la más sexy y gata, logré que me chupara delicioso.


Al día siguiente fui a trabajar totalmente diferente de lo que era, caminaba con la cabeza en alto , consciente de ser una de las mujeres más sexys, si no la más, de la compañía. Confundían mi postura con arrogancia. Yo llegué insegura y al pasar por mi supervisor, pude percibir una vez más el aire de superioridad que él pasó a tener sobre mí, agaché la cabeza y esto parece que lo dejó más satisfecho todavía.

En ciertos días, la empresa y consecuentemente la sala de la supervisión queda vacía, donde él me llamó hasta allí, diciendo que yo ya sabía para qué.

Sin decir nada y emocionada por la situación, me arrodillé e hice lo que mi cuerpo deseaba hacer. Me dijo que me desabrochara la blusa y me sacara los senos, en el fondo, eso me prendió más fuego. Me desabroché e hice lo que me dijo. Al final, me tragué de nuevo su abundante gozo, me arreglé la ropa y el cabello y salí de la habitación, esta vez solo volví a mi escritorio, dejando en mi boca el sabor de esa mierda caliente y caliente.

En fin, en otro cuento erótico de casada deliciosa voy a compartir con ustedes cómo fue la primera vez que él folló mi coño. Sé que ustedes aman cuentos eróticos ilustrados así que abajo algunas fotos mías tragando su polla deliciosa.