Engañando a mi hija

Engañando a mi hija – con su nuevo novio dotado que me atrapó y narraré todo en este cuento erótico ilustrado. Estoy casada, tengo 39 años, soy mulata, adicta al sexo amateur y tengo una hija. Ella se parece tanto a mí que incluso parecemos hermanas. Tenemos el cuerpo muy parecidos, delgadas, altas, pechos medianos, piernas bonitas, muslos gruesos y culo duro.
Un viernes, cuando llegué a casa y fui a la cocina, luego, cuando me dirigía a mi habitación, comencé a escuchar algunos gemidos provenientes de la habitación de mi hija. Me pareció extraño y me pregunté a mí mismo, esos gemidos eran lo que estaba imaginando?

Me acerqué a la habitación y por el reflejo del espejo se podía ver a mi hija en la cama con su novio. Mi coño se mojó en ese momento. Ya hacía tiempo que mi marido y yo no follábamos, y viendo aquella escena todo hizo aumentar mi tesón. Yo que pasaba más tiempo leyendo Los Cuentos eróticos ilustrados aquí del sitio pensé en ir sin hacer ruido, pero estaba muy emocionada. Su novio le abofeteaba el culo lo que la hacía gemir en voz baja y se metía con fuerza. Se metía rápido y con fuerza, no sé cuánto tiempo estuvieron follando pero mi hija alcanzó el orgasmo, delirando de placer. Fue entonces cuando mi hija giró la cara hacia la puerta, me vio y dijo:

  • Mamá!

El pobre hombre que todavía se metía con fuerza, se detuvo y me miró. Comenzó a ponerse rojo de vergüenza hasta que sacó su polla del interior del coño de mi hija. Inmediatamente cubrió su polla con su mano y salí de allí mientras se vestían. Luego vinieron a hablar conmigo y me dijeron que teníamos mucho de qué hablar, aunque sabía que tenía poco que decir. Poco tiempo después Ellos vinieron a mí y yo entonces le dije al joven que el otro día por la mañana lo quería en nuestra casa nuevamente pues tendríamos mucho de qué hablar. Mi hija dijo que no sería posible porque ella no estaría presente porque estaría en la escuela a esa hora. Luego la miré y le dije que sí, eso era correcto, quería hablar en privado con chico. Estuvieron de acuerdo y se fueron.

Engaña a mi hija con su novio
Cerca de las 10 en punto sonó el intercomunicador y lo envié. Me quedé con la puerta entreabierta, dejé solo mi cara afuera, porque no quería que algún vecino me viera en camisón y bragas, después de todo tenía una reputación que cuidar. Llegó y entró. Lo invité a ir a la cocina donde preparaba un café. Lo serví, empezamos a tomar el café y a conversar donde fui muy directa.

  • Bueno interromp ayer interrumpí algo entre ustedes y creo que les debo una.
  • No lo entiendo.

Dijo completamente rojo de vergüenza.

  • Iba a bromear y yo interrumpí. Me siento culpable.

En esto tomé a su madre y la puse en mis muslos. En ese momento vi que se volvió completamente tímido. Luego lo miré de nuevo y dije:

  • Me gusta pagar mis deudas y tengo una contigo y la pagaré con intereses.

Le quité la ropa interior y me arrodillé frente a él. Comencé a besar esa polla flácida que comenzó a dar señales de vida. Puse sus bolas en mi boca y comencé a mamarlas dulcemente. Cogí esa cabecita rosada y comencé a chuparla bastante cachonda. Casi podía poner todo en mi boca, mientras mis manos acariciaban esa bolsa deliciosa. Me di cuenta de que iba a correrse porque su polla aumentó de tamaño y palpitó. Me quité la cara y él gozó en mis tetas me untuzando con su semen caliente. Lo miré y dije:

  • Tienes que avisar cuando vas a gozar de tu safado.

Poco después empecé a chupar de nuevo y para mi alegría pronto el safado estaba de nuevo con su palo palpitante de tesón. Luego lo miré y le pregunté si alguna vez se había comido el culo de mi hija. Dijo que no y yo solo sonreí y dije:

  • Así que hoy te comerás el culo de su madre.

Él mi miró asustado creo que por el hecho de estar engañando a mi hija y de estar a punto de coger el culo de su suegra puta. Me quedé de lado y le dije que esa posición era la que menos dolía al principio. Él se posicionó y pasé mi pierna por encima de la suya, liberando mi Culos. Comenzó a penetrarme muy lentamente.
Poco a poco aquello comenzó a ponerse sabroso y le pedí que pusiera los dedos en mi coño. Mi erección solo aumentaba y ya estaba más relajada. Ya se podía cambiar de posición y fuimos a mi favorita, yo acostada boca abajo y él encima. Creo que fueron casi cinco minutos así, pero quería correrme y pedí quedarme a cuatro patas. Mi culo ya estaba listo para esta posición y aun así pedí más lubricante.

A cuatro patas con él comiendo mis culos y con los dedos en mi coño. Le pedí que me abofeteara el culo me encanta. No tardó mucho y vino aquel goce sabroso, tan sabroso que él gozó también. Después de unos minutos, miré el reloj y era casi mediodía. Le dije que me diera su número de teléfono, que fuera y mantuviera en secreto todo lo que hicimos y hablamos. Fui a bañarme antes de que llegara mi hija. Ese día fue el primer día que terminé traicionando a mi hija porque después de ese día vinieron tantos otros.