Mi única vez con Travesti

Mi única vez con Travesti – Ni siquiera sé por dónde empezar este cuento Mas pero tal vez lo mejor sea que me presente. Por cuestiones obvias me presentaré como Josef, hoy con 40 años, 1,80 mt, moreno con cuerpo que se puede llamar guapo, cabello gris (desde mis 30), kkk

De todos modos, he estado casado desde los 20 años, y siempre he sido mucho más fogoso y «liberal» que mi esposa, ella, conservadora, yo, un pervertido confeso. Me voy a atener a la historia en sí, porque este es el primero de muchos cuentos que pretendo escribir aquí, dejo claro que todos los que escribiré son casi un diario, no voy a inventar cuentos, sólo relatar cosas que pasé.

No recuerdo bien el año, pero, salvo error Yo con 35 años fui sorprendido viendo un video donde una travesti, con una polla enorme se estaba masturbando, nunca había sentido excitación por una polla que no fuera la mía, pero, aquel día parecía que mis pantalones iban a explotar de tanta excitación. Resolví buscar en mi región, ya que en la época vivía en una ciudad pequeña contactos de travestis, después de algún tiempo encontré el contacto de una que se llamaba Lu. Lu, simplemente parecía una mujer, sin rasgos masculinos, 1,75 mt, pechos hartos, culo Chato y una polla grande y gruesa, me hizo enloquecer en el acto.

Ella estaba en una ciudad vecina, a unos 35 km de donde vivía en ese momento, llamé con voz temblorosa pidiendo más detalles y caché, después de escuchar la voz suave decidí que iría a su encuentro. Al llegar al apartamento Ella me recibe en la puerta, en lencería, olorosa y muy atenta, simplemente temblaba, nunca había salido con una trans. Pronto me legó a la habitación y me preguntó si quería tomar una ducha, rápidamente dije que sí, después de todo estaba sudado de nerviosismo. Entrando al baño ya desnudo, con el palo palpitante enciendo la ducha, y cuando la veo esta detrás de mí y dice con la voz suave -» voy a disfrutar de la ducha»

Cuando me doy la vuelta y miro a Lu me quedo congelado, un par de pechos hermosos y, un culo redondo bien elaborado en el gimnasio, me quedo sin palabras, pero ella rompe el hielo:

  • «Me di cuenta de que estás nervioso, nunca has salido con una trans antes»?
  • «Nunca», respondí con voz temblorosa.. Ella de repente toma mi mano y la pone en su polla, que en ese momento comenzó a ponerse dura, yo seguía temblando, nunca había puesto su mano en una polla que no fuera la mía. Empecé a masturbarme esa enorme polla allí mismo en el baño, y ella correspondió cariñosamente… nos quedamos unos minutos en este va y viene de las manos, hasta que ella pide – – «Vamos a la cama, creo que puede ser más emocionante»…

Inmediatamente contesté, cogí una toalla y me sequé, ella ya había ido en dirección al cuarto quando cuando llegué ella estaba acostada en la cama, sosteniendo aquel palo con una mano y con la otra haciendo la señal llamándome, -«ven, trae ese palo para mí ver si él es sabroso», enseguida llegué al borde de la cama y ofrecí mi palo para mamar, él estaba tan duro que parecía una roca Não no tardó para que ella me tirara para cama, para arriba de ella, en la posición 69 y metiese sin piedad su polla en mi boca fiquei me quedé aterrorizado, nunca me imaginé mamando un palo, aún más de ese tamaño…

Medio torpemente fui chupando, lamiendo esa polla enorme, apenas cabía en mi boca de tan grande quando cuando yo estaba a punto de correrse ella pregunta – » quiere comer o quiere ser comido?»Dudé en responder, estaba loco por ver cómo era sentarse en una polla, pero preferí responder que quería probar ese hermoso culo…

Me acosté en la cama, ella puso un condón con la boca, y se sentó sin piedad, ni lubricante pasó, vi que ella también estaba excitada porque incluso llevando vara en el culo el palo no ablandaba de ninguna manera… metí en aquel rabinho de todas las maneras, hasta gozar como nunca había gozado en la vida…

Correspondí masturbando aquella pica hasta que brotó leche sobre mí, y cuánta leche salió de aquel palo Enquanto mientras estábamos acostados, descansando ella continuó masturbándome lentamente con una mano, pero a veces lamía la cabeza de mi palo que ya estaba listo para el combate, y con la otra mano pasaba los dedos en la entrada de mi culo, y pidió comerlo, pero, esta vez no respondí.