Cuentos de sexo amateur – que quiero compartir aquí en el sitio. Soy enfermera y viajo bastante así que siempre tengo algunas aventuras y eso va a producir varios cuentos eróticos aquí en el sitio. Bueno, comenzaré haciendo una breve descripción de mí mismo. Soy flaca, 54 kilos, cabellos castaños claros, pechos naturales medios, culo durinha y dejo siempre el coño rasca y gana. Espero que os guste mi y mi primera de muchas historias eróticas aquí en el sitio.
En uno de mis viajes fuimos en autobús un equipo de médicos, enfermeras y enfermeras. Nos quedaríamos una semana en la ciudad y por la ciudad ser muy pequeña todos nos quedaríamos dormidos en el autobús o en un parque donde podríamos llevar tiendas de campaña y acampar al lado. Durante el viaje un enfermero me llamó mucho la atención. Era moreno claro, alto, cuerpo bien definido y muy oloroso. Se sentó a mi lado durante el viaje y fuimos hablando mucho. Descubrí que era soltero, vivía solo y, por cierto, tenía un día bien corrido como yo.
Tan pronto como llegamos a la ciudad ya fuimos directamente a la atención. El equipo quería aprovechar la tarde y ya hacer algunas atenciones. Pasamos entonces el día trabajando y a primera hora de la noche decidimos parar y comenzar el montaje de nuestro campamento. Luego recibí la ayuda de la enfermera que vino conmigo durante el viaje. Me ayudó a montar mi tienda de campaña que tenía capacidad para 4 personas. Decidí llevar la tienda grande para compartir con otras enfermeras que quisieran pero ninguno quiso y yo entonces la llevé así. Resulta que el safado no había llevado tienda y tuvo la osadía de preguntarme si podía compartir la tienda conmigo pues no quería dormir en el autobús. En el fondo sabía bien lo que quería.
Nos duchamos en el remolque del equipo y luego nos acostamos. Al principio él se acostó en un extremo y yo en el otro y así fuimos conversando hasta que gran parte del personal durmió. Fue a partir de ese momento que el safado mostró lo que realmente quería. En un momento dado se acercó a min y habló justo en mi cara mirándome a los ojos:
- Estoy muy cachonda contigo. Te quiero desde el momento en que te vi sentada en el sillón de ese buso.
Tenía el coño mojado cachondo, los pezones de mis tetas estaban bien conectados. En ese momento yo no pude decir nada y mi reacción fue darle un beso en la boca del pilantra. Y por cierto, ese fue el beso delicioso. Me abrazó con un agarre tan caliente que me dejó melosa de erección. Cuando me di cuenta yo estaba con una de mis manos sosteniendo su palo duro y pajeándolo despacio y bien sabroso. No pasó mucho tiempo y me acosté de lado y le pedí que se pusiera el condón y me penetrara delicioso.
Sentí cuando su polla dura comenzó a invadir mi coño mojado y eso me hizo enloquecer de placer. Sus metidas eran gustosas y aquello me volvía loca de tesón. Luego lo puse acostado y fui por encima donde me senté delicioso y comencé a galopar con tesón en esa polla dura. Su polla deliciosa invadía mi coño y aquello me iba dejando aún más loca de tesón. El safado hablaba bajito siempre maldiciéndome y mandándome coger sabroso. Aquello me estaba volviendo loca de deseos y cuando me di cuenta allí estaba gozando en la rodilla dura del safado. No podía gemir en voz alta, pero en ese momento mi voluntad era gritar de placer. Me sostuve y disfruté de mi orgasmo que me hizo temblar las piernas.
Luego el bastardo me puso de cuatro y pasó a penetrarme sabroso y con mucho tesón. Sus metidas eran fuertes y calientes. Siempre safado y sabroso el malandro me iba cogiendo con fuerza y llamándome de safada. En ese momento ya no nos importaba nada y todo lo que quería era sentir su mierda caliente. Él entonces vino por encima de mí y gozó delicioso en mi boquita. Me aseguré de tragar tudinho sin desperdiciar ninguna gotita. Esa mierda caliente y caliente era todo lo que quería y necesitaba.
Pasamos toda esa semana con mucho sexo y cachonda. Mi primera de muchas historias de sexo amateur fue esta. Pronto compartiré con todos ustedes el día que follamos dentro del baño del hospital.