Hija pagando Mamada pro papá

Hija pagando Mamada pro papá – en otro de nuestros relatos eróticos de incesto con fotos de sexo amateur de la manera que todos adoramos. Mi nombre es Marcela, tengo 19 años, mi padre no es de aquellos coronas más sanados y safados pero siento un tesón prohibido por él. Hoy voy a compartir uno de esos cuentos de incesto prohibido que sé que les encanta. Bueno, he visto a mi padre ducharse y está súper dotado, tiene una polla gruesa y sabrosa. Siempre me masturbé pensando en mi padre. Y aquí entre nosotros, sé que él ya no viene teniendo más relaciones sexuales con mi madre, pues ella mismo me habló. Me excita aún más.

Tengo un cuerpo delgado con pechos grandes que hacen que cualquier hombre tenga ganas de mamar sabroso en ellos. No sabía si mi padre tenía ganas de hacer algo conmigo, así que siempre esperé la oportunidad adecuada. Un buen día mi hermano trajo a casa esos vinos baratos de supermercado. Empezamos a beber todos juntos, no fue nada de emborracharnos o algo así, pero despertó aún más la voluntad que tenía de darle mi coño a mi padre.

Mi deseo y deseo aumentaba aún más cuando recordaba que él estaba mucho tiempo sin follar con mi madre y probablemente acabando en la paja. En mi casa hay dos habitaciones, una arriba y otra abajo. La de abajo es donde mi madre suele pasar más tiempo viendo televisión, la de arriba es donde mi padre y mi hermano ven partidos de fútbol. Ese mismo día, mi hermano salió a la casa de su novia y tomé la decisión de burlarme de mi padre tanto como pude para ver hasta dónde llegaría.

Mi padre ese día estaba usando esas bermudas de jugar a la pelota que si el hombre se queda de Palo duro da para fácilmente percibir el tamaño del volumen. Me duché y me cambié de ropa, me puse una blusa muy corta y unas bragas de las que muestran parte del culo y dejé mis pechos duros bien resaltados sin sujetador.

Hija Chupando Padre Dotado
Tomé una manta, me senté del lado de mi padre y me apoyé en sus hombros diciendo que estaba cansada y puse sus brazos sobre mis hombros. Me paré frente a su vientre mientras me acariciaba los hombros y comencé a sentir que su polla se ponía dura. Esas cosas de hombre saben? Mujer en el regazo y listo, el palo ya comienza a ponerse duro.

Sentí un poco de vergüenza, pero él no dejó de acariciarme, así que comencé a acariciar su polla. Estábamos en el sofá caliente debajo de la manta, ese mismo día me había afeitado el coño y ya me estaba mojando bien. Se hizo el tonto y me dejó seguir acariciando su polla. Fue entonces cuando me sentí lo suficientemente segura como para sacar esa rodilla deliciosa y comencé a mamar delicioso. Solo cerró los ojos y pasó a disfrutar el momento.

Y yo seguí chupando aquella cabeza deliciosa del palo de mi padre, metía tudinho hasta la garganta, después lamía un poquito sus bolas. Pronto sus manos estaban en mis tetas agarrando y apretando de córnea. Mi deseo era sentarme en su polla, pero mi madre podía verlo en cualquier momento. Lo chupé, lo chupé, lo chupé, lo chupé, lo chupé, me apretó las tetas y con la otra mano lo sostuvo fuerte en mi cabello , lo chupé hasta que se corrió silenciosamente en mi boca, escuché solo un pequeño gemido.

Y sus manos me aprietan fuertemente contra su cuerpo. Esa mierda amarga nunca ha estado tan caliente. Me sentí lo mejor por hacer que mi papá se corriera en mi boca. Lo dejé limpio, pero antes de ir a mi habitación, le dije:

  • Ahora soy tu putita, no veo la hora de que me comas!

Esa fue nuestra primera vez solamente, fui la hija pagando boquete pro papá sabroso. No pasó mucho tiempo antes de que entrara a mi habitación esa misma noche al amanecer. Pero esa es otra historia. Pronto les contaré todo cómo mi padre se comió mi coño y mi delicioso culo.